Caracas
De la trompa de la
danta
fue sembrada en el
vergel,
la semilla de una
planta
destinada a
florecer.
Poco a poco y con
sangre
fue regada hasta
crecer,
y ser cuna de
Francisco,
Andrés, Simón y
Samuel.
Una noche, tras la
lluvia,
como un gran hongo
emergió,
y de villa, sucia y
fea,
en ciudad se
convirtió.
La llamaron
primavera, paraíso…
desconociendo que
en el fondo,
formó un hueco, una
cueva,
que la hace
estremecer.
Es la casa de una
bruja
caprichosa, fiera,
hostil…
que en las tardes
se divierte
conjurando febrero
o abril.
Emilio Spósito Contreras
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