Ernest Jünger
RADIACIONES I:
Diarios de la
Segunda Guerra Mundial
(1939-1943)
De la traducción
de Andrés Sánchez Pascual.
Lötzen, 20 de
noviembre de 1942
Por la mañana paseo alrededor de la fortaleza de Boyen; sus dentadas
fortificaciones están rodeadas por una corona formada por un ralo bosque de
abedules y alisios; en las desnudas copas de los árboles revoloteaban bandadas
de cornejas cenicientas. Durante ese paseo he subido a la colina que queda a
orillas del lago; en su cima hay un gran crucifijo de hierro, levantado en
memoria de Bruno von Querfurt, un misionero que murió martirizado en estas
tierras el 9 de marzo de 1009.
Lectura: continúo con el Libro de Jeremías. He hojeado además un poco La mort et ses problèmes, de Henri Bon.
En este libro he encontrado citada la tétrica opinión de Parménides, el cual atribuye
capacidad perceptiva a los cadáveres; según Parménides, éstos siguen teniendo
sensibilidad para el silencio, el frío, la obscuridad. Al leer aquello se me
vino a la cabeza el modo inquietante como vi que se transformaban, durante
nuestro avance a través de Francia, las caras de los caballos caídos.
A última hora de la tarde, ya oscuro, de nuevo a orillas del lago; a través
de las nubes brillaba la Luna. Me he sentido interiormente más fuerte y con
ello, al mismo tiempo, más curioso de saber cómo transcurrirá este viaje.
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