jueves, 3 de diciembre de 2015

El yuan y su impacto en Venezuela

Natalia Boza Scotto*

EL POSICIONAMIENTO INTERNACIONAL DEL YUAN
Y SU IMPACTO EN VENEZUELA

S U M A R I O

1.China como nueva potencia mundial.
2.El yuan y su órgano emisor: El Banco del Pueblo de China (The People’s Bank of China).
3.El posicionamiento del yuan a nivel internacional.
4.El caso Venezuela.
4.1.Acuerdo sobre Cooperación para Financiamiento a Largo Plazo (2010)
4.2.La moneda de reserva en la reforma de la Ley del Banco Central de Venezuela (2014).
5. Conclusiones

1. China como nueva potencia mundial.

En el escenario global, es irrefutable el predominio de los Estados Unidos de Norteamérica como una de las potencias económicas, que además, a partir de los acuerdos de Bretton Woods celebrados a mediados de 1944, logró imponer su moneda nacional como la de uso universal, de libre circulación en virtud del reconocimiento de su poder liberatorio a nivel internacional.
Actualmente, distintas monedas comparten la condición de libre convertibilidad, pero, entre aquéllas que carecen de tal valor, destaca una en particular, el Renminbi, por el acelerado crecimiento que experimenta la República Popular China [1], que forma parte del denominado grupo de los BRICS y se vislumbra como nueva potencia económica mundial.

2. El yuan y su órgano emisor: El Banco del Pueblo de China (The People’s Bank of China).

La moneda de curso legal en la República Popular China es el Renminbi (RMB), cuya unidad es el yuan y sus fracciones, el jiao y el fen (artículos 15 y 16 de la Ley que rige las funciones del banco central chino [2]). Por ende, nadie puede negarse a aceptar el Renminbi como medio de pago de las obligaciones, dentro del territorio de la República Popular de China (artículo 15 eiusdem); no obstante, se trata de una moneda doméstica, cuyo poder liberatorio únicamente opera dentro de las fronteras del mencionado país, pudiendo extenderse a zonas fronterizas en razón de acuerdos bilaterales.
Al respecto, es preciso acotar que en China existen dos regiones administrativas especiales, Macao y Hong Kong, que cuentan con sendas monedas de curso legal, la pataca y el dólar de Hong Kong, respectivamente, emitidas por sus Autoridades Monetarias propias.
Por su parte, el órgano emisor del yuan es el Banco del Pueblo de China, creado desde el 1° de diciembre de 1948, pero con la exclusiva función de una banca central desde el mes de septiembre de 1983, por decisión del Consejo de Estado, tal como quedó ratificado en la vigente Ley de la República Popular de China que lo regula, del 18 de marzo de 1995, dictada en la Tercera Sesión del Octavo Congreso Nacional del Pueblo [3].
Entre las funciones del Banco del Pueblo de China, como sucede con la generalidad de los bancos centrales, figura la formulación e implementación de la política monetaria –cuyo objetivo es mantener la estabilidad del valor de la moneda y, con ello, promover el desarrollo económico (artículo 3 de la Ley que lo regula)–, así como la emisión del Renminbi y el control de su circulación, el mantenimiento de su tasa de cambio, y la gestión de las reservas de divisas y de oro del Estado (artículo 4).
El Banco, en su estructura organizacional, cuenta con un Director (Governor) y “cierto número” de Directores Adjuntos (Deputy Governors) (artículo 9), y desde el mes de diciembre de 2002, es dirigido por Zhou Xiaochuan, egresado del Instituto de Ingeniería Química de Beijing y Doctor en Ingeniería de Sistemas [4].
Precisamente bajo la dirección de Zhou Xiaochuan, el Banco del Pueblo de China modificó la paridad cambiaria del Renminbi, que estuvo controlado a unos 8,28 yuanes por dólar [5], desde el 1° de enero de 1994 hasta el 21 de julio de 2005, cuando el cambio pasó a 8,11, como respuesta a la presión ejercida por los Estados Unidos de Norteamérica en virtud del desequilibrio generado en las relaciones comerciales entre ambos países, amenazando con denunciar a China ante la Organización Mundial del Comercio e introducir un gravamen del 27,5% a las importaciones provenientes de dicho país [6]. A partir de 2005, el valor del Renminbi se establece en función de una cesta de referencia integrada principalmente por el dólar, el euro, el yen y el won –de Corea del Sur–, además de otras monedas como el dólar de Singapur, la libra esterlina, el ringgit malasio, el dólar australiano, el rublo, el bat tailandés y el dólar canadiense [7].
Ahora bien, una peculiaridad del banco central chino, que con seguridad incide en su desempeño, es la falta de autonomía en el ejercicio de sus funciones. En este sentido, el artículo 2 de la Ley sobre el Banco de Pueblo de China, establece que deberá formular e implementar las políticas monetarias y ejercer la supervisión y control sobre la industria bancaria, bajo la dirección del Consejo de Estado. Ello explica, por ejemplo, que se le imponga el deber de informar al referido Consejo, para su aprobación, de sus decisiones sobre el suministro anual de dinero, las tasas de interés, los tipos de cambio y otros asuntos importantes especificados por dicho órgano, antes de su ejecución (artículo 5).
Por lo tanto, se trata de un órgano subordinado al Consejo de Estado, el cual, de conformidad con la Constitución de la República Popular China, del 4 de diciembre de 1982 [8], es el órgano administrativo supremo del Estado, es decir, el Gobierno Popular Central (artículo 85) y está integrado por el Primer Ministro, los Vice-Primeros Ministros, los Consejeros de Estado, los Ministros, los Presidentes de las Comisiones, el Auditor General y el Secretario General (artículo 86) [9].
Como consecuencia de ello, posiblemente sus decisiones estén motivadas por razones políticas, y no sólo económicas. En cuanto a este aspecto, sostienen los autores que el Banco del Pueblo de China no puede tomar las decisiones monetarias sin la aprobación previa del Consejo de Estado, por lo que constituye un sistema anacrónico en relación con los bancos centrales de las otras grandes economías del mundo, en las cuales gozan de independencia respecto al poder político [10].

3. El posicionamiento del yuan a nivel internacional.

Las noticias económicas reflejan los intentos de China de modificar el orden establecido después de la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, se menciona la creación de un Banco de Inversión e Infraestructura por parte de países asiáticos, así como del Nuevo Banco de Desarrollo acordado por los BRICS [11]. Igualmente, los intentos de China por fortalecer su moneda nacional en el ámbito global, convirtiéndola en una moneda de reserva y también de pago internacional.
Al respecto, se afirma que la gran actividad comercial de China favorece el establecimiento del yuan como una divisa internacional para realizar los pagos [12], y se refieren

(…) decenas de acuerdos [suscritos por el referido país asiático] para el intercambio de monedas en el comercio bilateral con otros países a fin de prescindir del dólar como divisa de pago y otorgar una creciente presencia internacional al renminbi, la unidad monetaria china.
(Omissis)
China tiene acuerdos de intercambio de monedas con más de 50 naciones, que incluyen las 28 que conforman la Unión Europea y países de distintas partes del planeta, desde Argentina y Brasil hasta Islandia, Indonesia, Corea del Sur y Uzbekistán.
Estos intercambios, firmados entre bancos centrales y grandes entidades financieras, habilitan por un tiempo determinado un financiamiento bilateral para ambos países en la moneda del otro [13].

Aún de mayor relevancia es la reciente decisión del Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional –informada mediante comunicado del 30 de noviembre de 2015 [14] y vigente a partir del 1° de octubre de 2016–, de incluir el Renminbi entre las monedas que componen el denominado “derecho especial de giro” (DEG), “activo de reserva internacional creado por el FMI en 1969 para complementar las reservas oficiales de los países miembros [15], junto a las otras monedas que ya eran consideradas: el dólar de los Estados Unidos de Norteamérica, el euro, el yen y la libra esterlina. Al respecto, el aludido organismo financiero internacional consideró que “China y su moneda cumplen con los dos criterios de inclusión en la cesta: que el país emisor esté entre los principales exportadores del mundo y que la moneda sea ‘de libre uso’”, en el entendido que “una moneda es de libre uso cuando se la utiliza ampliamente para saldar transacciones internacionales y se la negocia ampliamente en los principales mercados de cambio [16].

4. El caso Venezuela.

El contexto planteado permite entender una de las implicaciones de los acuerdos celebrados entre China y Venezuela en el último lustro. América Latina es, sin duda, uno de los objetivos del país asiático, no sólo por constituir una fuente de materias primas, sino además por las perspectivas que ofrece en cuanto a la apertura de nuevos mercados. Dentro de esta región, Venezuela ha devenido en uno de los grandes “socios” de China, suscribiendo innumerables acuerdos, atinentes a diversas áreas económicas, pero principalmente a la industria petrolera.
En la etapa en que comenzó la apertura de China hacia el exterior, celebró con Venezuela un Acuerdo Comercial [17] con el propósito de “fomentar la amistad entre los pueblos y desarrollar el intercambio comercial entre ambos países”, en cuyo artículo 5 se estipuló:

Los pagos referentes a los contratos celebrados dentro del marco del presente Acuerdo se efectuarán en divisas libremente convertibles, de conformidad con las leyes y reglamentos vigentes en cada uno de los países (Subrayado añadido).

Después de un período de escasos intercambios, ambos países consolidaron su relación desde los inicios del siglo XXI, cuando suscribieron el Convenio de Cooperación Económica y Técnica [18], seguido de una multiplicidad de acuerdos.

4.1. Acuerdo sobre Cooperación para Financiamiento a Largo Plazo (2010)

En el tercer trimestre del año 2010, se suscribió en la ciudad de Beijing el Acuerdo entre el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y el Gobierno de la República Popular China sobre Cooperación para Financiamiento a Largo Plazo [19], a través del cual se estipula la apertura de dos cuantiosas líneas de crédito del país asiático al suramericano, que implican un endeudamiento público externo para este último.
Si bien el tratado internacional fue celebrado por los gobiernos de ambos países, se involucró en el mismo a distintos entes, que, al menos en el caso de Venezuela, tienen personalidad jurídica propia, distinta a la República. Se trata del Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (BANDES) y Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), por una parte, y, por la otra, el China Development Bank Corporation (Banco de Desarrollo de China, BDC, en lo sucesivo) y la China National United Oil Corporation (Corporación Nacional China de Petróleo), que constituyen los “Entes Designados por las Partes” (artículo II).
Una vez establecidos los cuatro entes que tendrían una participación decisiva en la negociación, las Partes convinieron dos préstamos –más bien, dos promesas de préstamo, visto que son líneas de crédito–, en una primera parte del acuerdo internacional, y luego el medio de pago de los mismos, lo que será objeto de otro estudio. Con relación a aquéllos, se estipuló que el prestamista (BDC) extendería al prestatario (BANDES) dos líneas de crédito, una en dólares de Estados Unidos de Norteamérica por un monto máximo de US $ 10.000 millones, y otra en “yuanes Renminbi” por un máximo de RMB 70.000 millones (para la fecha, poco más de US $ 10.000 millones [20]), por un plazo máximo de diez (10) años –contados a partir de la fecha de la firma del correspondiente acuerdo de línea de crédito–, a una tasa de interés que “será determinada de común acuerdo por el Prestamista y el Prestatario con base en negociaciones directas y principios de mercado” (art. III).
En el supuesto en que efectivamente se materialicen los préstamos por el monto máximo de cada línea de crédito, Venezuela se habría endeudado con el país asiático, en total, por más de US $ 20.000 millones.
Dejando a un lado el acuerdo pactado en dólares de los Estados Unidos de Norteamérica, moneda de libre convertibilidad, a continuación se expondrán algunas consideraciones sobre las repercusiones de la apertura de una línea de crédito en Renminbi.
Al respecto, cabe resaltar que al constituir aquélla una moneda doméstica, que carece de poder liberatorio universal, su utilización en un préstamo internacional limita el eventual destino que pretenda dar el prestatario a la masa monetaria recibida, no como una liberalidad sino con la obligación de restituirla en un plazo determinado.
En este orden de ideas, visto que el Renminbi es una moneda de pago únicamente dentro de las fronteras de China, la consecuencia necesaria es que el monto recibido en préstamo por Venezuela sólo podrá emplearse para cumplir con obligaciones pecuniarias contraídas con empresas chinas, bien para la adquisición de mercancías o para la obtención de servicios.
Tal conclusión, lejos de constituir una situación no prevista por las Partes, deriva con claridad de la interpretación del acuerdo, porque el mismo contiene una referencia expresa sobre el destino que tendrán las cantidades entregadas en virtud de la apertura de las líneas de crédito: la totalidad de la estipulada en “yuanes Renminbi” –RMB 70.000 millones– y por lo menos el 40 % de la convenida en dólares de Estados Unidos de Norteamérica –porcentaje equivalente a US $ 4.000 millones–, se aplicarán en proyectos de cooperación emprendidos por ambos países seleccionados en conjunto por las Partes, e inclusive, en la medida que lo permita la ley y lo acuerden las Partes, una porción de las líneas de crédito se podría utilizar en China para proyectos de cooperación entre ambos países (art. V).
De este modo, Venezuela se compromete a emplear el 100 % de la línea de crédito pactada en Renminbi y un mínimo del 40 % de aquélla estipulada en dólares de los Estados Unidos de Norteamérica, para un total del 70 % –o más– de ambas líneas crediticias, en proyectos “de cooperación” desarrollados con China, la prestamista, y elegidos entre ambos países.
La situación planteada supone la injerencia del prestamista en la determinación del destino de la suma dineraria prestada, al participar en la selección de los proyectos que habrán de financiarse con la misma, con lo cual la prestataria acepta una importante limitación de su libertad de decidir el uso del dinero recibido.
Pero tal restricción era un resultado inevitable de la apertura de una de las líneas de crédito en Renminbi, como se expuso anteriormente. En este sentido, es posible afirmar –aunque ello no es más que una hipótesis– que, en la medida en que se ha recibido el dinero de la línea crediticia en yuanes, esta divisa no ha llegado físicamente a Venezuela, sino que ha permanecido en el país asiático al servir de medio de pago a las distintas empresas, públicas o privadas, que han contratado con el país suramericano.

4.2. La moneda de reserva en la reforma de la Ley del Banco Central de Venezuela (2014).

En el marco de la Ley Habilitante aprobada por la Asamblea Nacional a favor del Presidente de la República, en la Gaceta Oficial N° 6.155 Extraordinario del 19 de noviembre de 2014 fue publicado el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reforma Parcial de la Ley del Banco Central de Venezuela.
Interesa resaltar, en esta oportunidad, la modificación contenida en el artículo 127 del mencionado instrumento normativo, que versa sobre las reservas internacionales de Venezuela.
Al respecto, se incorpora un nuevo señalamiento, según el cual “[l]os activos en monedas distintas al bolívar que mantenga el Banco Central de Venezuela podrán calificarse como reservas internacionales o como otros activos en moneda extranjera” (encabezado). En este orden, más allá de la inclusión de los diamantes y demás piedras o metales preciosos, llama la atención que se define la moneda de reserva mediante la indicación de las categorías que comprende dicho concepto, a saber, i) “las divisas libremente convertibles y de aceptación universal”, y adicionalmente, ii) “aquellas monedas extranjeras de fácil conversión en divisas en las principales plazas internacionales y que sean empleadas como moneda de cuenta o de pago en compromisos asumidos por la República Bolivariana de Venezuela” (penúltimo aparte).
Nótese que en el segundo supuesto no se exige la libre convertibilidad de la divisa; por el contrario, el requisito es su “fácil conversión”, y, concurrentemente, su utilización como moneda de cuenta o de pago en obligaciones de la República, entendiendo por aquélla, la moneda en que se estipula una obligación dineraria, y por ésta, la que debe emplearse a fin de lograr su extinción.
La novedosa previsión legal conlleva la extensión del listado de monedas extranjeras que pueden formar parte de las reservas internacionales de Venezuela, al permitir expresamente la incorporación de divisas que carezcan de libre convertibilidad y, por ende, que sirvan como medio de pago universal.
En consecuencia, visto que el país ha asumido compromisos en Renminbi –al menos como moneda de cuenta–, a través de la línea de crédito abierta a su favor por China, y además, que la referida moneda puede calificarse como de fácil conversión, en virtud del volumen de su utilización en las negociaciones comerciales a nivel internacional, estaría dentro del marco legal el disponer de masas dinerarias expresadas en la moneda oficial china, dentro de las reservas internacionales del país.

5. Conclusiones

La época contemporánea muestra un reequilibrio de los centros de poder a nivel mundial, en el que destaca el rol de la República Popular China como una potencia económica emergente. Distintas regiones del mundo, entre ellas América Latina, han incrementado sus relaciones con el país asiático, en la búsqueda de éste, de diversificar sus fuentes de energía y sus mercados.
Ello es patente en el caso de Venezuela, que ha celebrado una multiplicidad de convenios con China en el siglo XXI, entre los que destaca el denominado Acuerdo sobre Cooperación para Financiamiento a Largo Plazo, del año 2010, mediante el cual se abrieron a favor de la República –por intermedio del BANDES– dos líneas de crédito, una de ellas en la moneda nacional de China.
A pesar de haberse estipulado, en un acuerdo marco celebrado en el año 1985, que las relaciones comerciales se pactarían en moneda de libre convertibilidad, y que ésa es la práctica en el ámbito del endeudamiento externo, Venezuela aceptó una línea de crédito en Renminbi, con la consiguiente limitación en cuanto a su destino, debido a que es una moneda doméstica, cuyo efecto liberatorio se circunscribe al territorio del Estado prestamista. Con tal previsión, el país asiático se garantiza un mercado –cautivo, podría decirse– para sus mercaderías y su tecnología.
Venezuela, en su intento de diversificar sus exportaciones petroleras y sus fuentes crediticias –cuya importancia no puede menospreciarse–, coadyuvó al posicionamiento del Renminbi como moneda de uso internacional, al utilizarlo como moneda de cuenta, descartando el uso del dólar de los Estados Unidos de Norteamérica, o de cualquier otra divisa libremente convertible.
Incluso en el ordenamiento jurídico interno, al permitirse que las reservas internacionales estén conformadas por monedas de fácil conversión que sean empleadas en compromisos de la República, se abrió una vía legal a través de la cual Venezuela puede adoptar medidas que, en definitiva, favorezcan nuevamente al Renminbi y, por ende, a China, en su rol internacional.

NOTAS

* Universidad Católica Andrés Bello, Comunicadora Social. Universidad Central de Venezuela, Abogada, Especialista en Derecho Procesal, cursante del Doctorado en Ciencias mención Derecho.

[1] Importante acreedor de los Estados Unidos de Norteamérica, visto que detenta más de US $ 200.000 millones en bonos del tesoro norteamericano, lo que representa un 10% de estos (Ortega, Federico A. La devaluación del Yuan. En http://www.caf.com/media/2869/LaDevaluaci%C3%B3ndelYuan%28May05%
29.pdf, consultado el 17 de febrero de 2015).

[2] El texto de la Ley, en inglés, se encuentra en la página web oficial del Banco del Pueblo de China (En http://www.pbc.gov.cn/publish/english/964/1952/19528/19528_.html, consultado el 15 de febrero de 2015).

[3] De acuerdo con la información oficial sobre el Banco del Pueblo de China, contenida en su página web (En http://www.pbc.gov.cn/publish/english/952/index.html, consultado el 15 de febrero de 2015).

[4] En http://www.pbc.gov.cn/publish/english/1005/index.html, consultado el 15 de febrero de 2015.

[5] El cambio específico era de 8,2765 yuanes por dólar de los Estados Unidos de Norteamérica, es decir, 8,28, según las estadísticas cambiarias mostradas en la página web del Banco del Pueblo de China (En http://www.pbc.gov.cn/publish/html/2005S5.htm, consultado el 21 de febrero de 2015).

[6] Tamames, Ramón. El siglo de China: De Mao a primera potencia mundial. Editorial Planeta. Barcelona 2008, pp. 278, 282-284.

[7] Idem, p. 286.

[8] En la página web oficial de la Embajada de la República Popular China en la República de Colombia, se refiere que se han “promulgado cuatro versiones de la Constitución: la de 1954, la de 1975, la de 1978 y la de 1982. Esta última, hoy vigente, consta de un Preámbulo y 138 artículos repartidos en cuatro capítulos: principios generales; derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos; estructura del Estado; bandera, escudo e himno nacionales y capital”. Asimismo, se indica que “En 1988, 1993, 1999 y 2004, la Asamblea Popular Nacional aprobó una serie de mociones para modificar y complementar ciertos artículos de la Constitución (En http://co.china-embassy.org/esp/zggk/pee/t223849.htm, consultado el 15 de febrero de 2015).

[9] Constitución de la República Popular China, del 4 de diciembre de 1982 (En http://www.politica-china.org/imxd/noticias/doc/1232451324Constitucion_china_ES.pdf, consultado el 15 de febrero de 2015).

[10] Tamames, op. cit., p. 267.

[11] Cómo China busca crear un sistema financiero paralelo. En BBC Mundo, 6 de noviembre de 2014 (En http://www.el-nacional.com/bbc_mundo/China-crear-sistema-financiero-paralelo_0_514748651.html, consultado el 12 de noviembre de 2014).

[12] Lake, Spencer. Yuan chino, cada vez más global. En CNNExpansión, 25 de junio de 2014 (En http://www.cnnexpansion.com/opinion/2014/06/20/yuan-chino-cada-vez-mas-global, consultado el 16 de febrero de 2015).

[13] Cómo China busca crear un sistema financiero paralelo (art. citado en la nota N° 11).

[14] Puede ser consultado en: http://www.imf.org/external/spanish/np/sec/pr/2015/pr15543s.htm.

[15] En http://www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/survey/so/2015/NEW120115AS.htm, consultado el 3 de diciembre de 2015.

[16] Idem.

[17] Suscrito en Caracas el 12 de noviembre de 1985, publicado en la Gaceta Oficial N° 33.370 de fecha 12 de diciembre de ese mismo año, y con entrada en vigor el 15 de mayo de 1986 (República de Venezuela, Ministerio de Relaciones Exteriores: Tratados públicos y acuerdos internacionales de Venezuela, Volumen XXVIII, septiembre-diciembre 1985).

[18] Firmado en Caracas el 25 de septiembre de 2000, publicada la Ley Aprobatoria –por la Asamblea Nacional– en la Gaceta Oficial N° 37.352 de fecha 26 de diciembre de 2001, y con entrada en vigor el 30 de marzo de 2002 (República de Venezuela, Ministerio de Relaciones Exteriores: Tratados públicos y acuerdos internacionales de Venezuela, Volumen XLIV, Tomo II, 2001. Caracas, 2004).

[19] El acuerdo internacional celebrado por el Poder Ejecutivo el 10 de septiembre de 2010, fue aprobado por la Asamblea Nacional el 16 de septiembre de 2010, y en esa misma fecha fue promulgada la Ley Aprobatoria y publicada ésta en la Gaceta Oficial N° 39.511.


[20] De acuerdo con la información estadística reflejada en la página web oficial del Banco del Pueblo de China, sobre la tasa cambiaria del yuan, para el mes de septiembre de 2010, su valor era de 6,7011 yuanes por dólar de los Estados Unidos de Norteamérica (En http://www.pbc.gov.cn/publish/html/2010s08.htm, consultado el 21 de febrero de 2015). Por ende, para esa fecha el monto máximo de la línea de crédito en yuanes, equivalía a la suma de US $ 10.446 millones. No obstante, lo lógico es calcular el cambio en las distintas fechas en que se materialicen los préstamos, en el marco de dicha línea crediticia. Si, por ejemplo, se tiene que el cambio promedio ha sido de 6,8 yuanes por dólar, los RMB 70.000 millones serían unos US $ 10.294 millones.

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