MEA
CULPA
¡Oh grande y glorioso Estado!
eres todo, único e indivisible.
Insolentes aquellos que pretenden la separación de
tus poderes.
Desdichados, desafortunados y descreídos.
Peregrinan sin cesar balbuceando la miseria.
No entienden tu grandeza,
tampoco lo sublime de tu expresión.
Debo confesarte
que por un momento
perdí el rumbo
y prediqué la individualidad,
desconfié de tu magnificencia,
de tu amor.
¡Horrible infierno que padecí!
No se lo deseo a nadie.
Ahora me encuentro en tierra firme.
Seguro…
de que no te traicionaré ni me traicionarás.
Procuraré engrandecerte.
Seremos Uno…
¡Para siempre!
Andrés
Amengual Sánchez
“Las primeras historias, las primeras arengas, las primeras leyes fueron en verso: la poesía fue encontrada antes que la prosa; así debió ser, ya que las pasiones hablaron antes que la razón”.
ResponderBorrarJuan Jacobo Rousseau, Ensayo sobre el origen de las lenguas, 12, 2.