EN EL REINO DE ESTE MUNDO
DE ALEJO CARPENTIER
Emilio Spósito Contreras
Emilio Spósito Contreras
…Ti Noel comenzó a descender hacia Millot, en
busca de otro ladrillo. En el camino pudo observar que por todos los flancos de
la montaña, por todos los senderos y atajos, subían apretadas hileras de
mujeres, de niños, de ancianos, llevando siempre el mismo ladrillo, para
dejarlo al pie de la fortaleza que se iba edificando como comejenera, como casa
de termes, con aquellos granos de barro cocido que ascendían hacia ella, sin
tregua, de soles a lluvias, de pascuas a pascuas. Pronto supo Ti Noel que esto
duraba ya desde hacía más de doce años y que toda la población del Norte había
sido movilizada por la fuerza para trabajar en aquella obra inverosímil… (El reino de este mundo, III, 3. El
sacrificio de los toros).
En el presente trabajo, sirviéndonos de los parámetros de L. Friedman
para el estudio del sistema jurídico [1], analizaremos el Derecho, el Estado y
el trabajo en los sistemas jurídico, político y de relaciones de trabajo, a fin
de realizar un diagnóstico de ellos en el pensamiento creativo, recreativo de
la sociedad, de Alejo Carpentier en El reino de este mundo.
Alejo Carpentier, fue un escritor cubano, exponente de lo “real maravilloso”. Vivió en Venezuela,
Haití, Francia, Austria, Bélgica y Rusia. Fue destacado musicólogo, periodista
y diplomático. En 1975 recibió los premios internacionales Alfonso Reyes y Cino
del Duca, y en 1977 recibió el Premio Cervantes [2].
Entre sus obras, pueden mencionarse: Ecué-Yamba-O
(1933), El reino de este mundo (1949)
–que escribió durante su estancia en Venezuela–, Los pasos perdidos
(1953), El acoso (1956), El siglo de las luces (1962), Concierto barroco (1974), La consagración de la primavera (1978) y
El arpa y la sombra (1979), entre
otras.
De 1951 a 1959, escribió
regularmente en el diario El Nacional
la columna Letra y Solfa. En 1975 fue
invitado por la Universidad Central de Venezuela a visitar Caracas, donde
permaneció tres semanas. Pronunció varias conferencias recogidas en Razón de ser [3].
El
reino de este mundo narra la vida de Ti Noel, esclavo partícipe de la
lucha por la libertad de su pueblo y, fallidamente, por el restablecimiento de
un orden basado en la cultura negra africana. Al margen de las peripecias del
personaje central, el autor nos muestra otros personajes (todos de base
histórica) que interactúan o no con el primero y hasta introduce cortos relatos
al margen sobre los segundos: el amo de Ti Noel, Lenormand de Mezy; los
caudillos Mackandal y Bouckman; el rey Henri I Christophe; Paulina Bonaparte y
su sirviente Solimán. Todas figuras representativas del poder: la fuerza, la
magia, la riqueza o la seducción.
En
el caso específico del protagonista, Ti Noel, son pocas las referencias
psicológicas, mientras que otros personajes, como Lenormand de Mezy, el rey
Henri I Christophe y el sirviente Solimán, son ricos en caracterización.
En
la novela pueden distinguirse dos momentos, uno colonial francés, de esclavitud
y nostalgia del África; otro independentista haitiano, en el que se
experimentan varias fórmulas de organización de la sociedad sin ningún éxito.
A
lo largo de toda la obra es evidente la tensión entre el pensamiento occidental
(eurocentrista, cristiano, racional y blanco) y el pensamiento que encarna Ti
Noel (africano, pagano, irracional y negro) [4]. Aunque podría concluirse que los sucesivos fracasos en las
experiencias de orden se deben a la falta de acoplamiento cultural entre las
formas occidentales y la realidad caribeña, la referencia final a la
desengañada transformación de Ti Noel en ganso, deja las puertas abiertas a
nuevos experimentos sociales, quizás menos idealista, y más materialista.
El tema del Derecho
se diferencia si se trata de los colonos de origen europeo o si se trata de los
esclavos de origen africano (pluralismo jurídico). En el primer caso, observamos
un tipo de Derecho formal, sin ninguna o con poca vigencia, frente a las
costumbres de los colonos, quienes con base en la lejanía de la metrópoli, los
méritos personales o de grupo (por crear y sostener la colonia y el monopolio
de la violencia), en la práctica se sienten soberanos y, por tanto, con la
autonomía suficiente para desconocer las normas protectoras de los esclavos,
conocidas como “Código Negro”.
La imagen de los
perros descansando de las carlancas o correas, es elocuente.
En el segundo
caso, el Derecho es natural –en oposición al artificio propio del Estado y el
positivismo–, entre esclavos [5],
producto de la libre manifestación de la voluntad y con las formalidad y sentido
que le brinda el sentimiento religioso (juramentos) o, frente a sus amos, por
un razonamiento filosófico que encuentra su concreción en los Derechos del
Hombre, igualándolos frente a los colonos y justificando la vía de la rebelión.
En la mentalidad
del protagonista, Ti Noel, existe una clara contraposición entre dos modelos,
el de sus antepasados africanos (ideal, fuerte y glorioso) y el de los europeos
dominantes (real, débil y vergonzoso), que apenas les permite sobrevivir con
miserables premios, sin comprender sus particularidades y ventajas.
No obstante
ello, lograda la independencia de los europeos y pasado el primer entusiasmo,
el protagonista nota como sólo han pasado de un amo a otro, siempre dentro del
modelo europeo, con el agravante que el nuevo gobernante, a pesar de tener un
mismo origen africano, se muestra más cruel que el antiguo dueño.
El nuevo estado
de cosas, es representado por el autor con la descripción de las construcciones
levantadas por orden del rey Henri Christophe: el palacio de Sans-Souci y,
sobre todo, la piranésica ciudadela La Ferrière.
Las
contracciones internas del nuevo sistema provocan una nueva rebelión en la
cual, se llega a una situación que sin corresponderse totalmente con el modelo
africano, ya no es el europeo: las masas oprimidas se reparten los fragmentos
inútiles de los bienes del opresor, Ti Noel experimenta una huída de la realidad
por la magia y las alucinaciones y ya no habla francés.
La figura de los
agrimensores significa pasar nuevamente al poder de un amo, ahora moderno, más
sutil pero no por ello menos férreo y la momentánea pérdida de la esperanza
racional de un mundo mejor. Por ello, Ti Noel recurriendo a la magia, que ahora
domina totalmente, decide cambiar la “vestidura
de hombre” y experimentar, sin éxito, la de otros animales.
El protagonista
en una visión retrospectiva de su vida, reconoce que la lucha es la constante
de la vida, porque las esperanzas y esfuerzos deben estar puestas en mejorar el
mundo que vivimos, el “reino de este mundo”, y no en vanas ilusiones o el más
allá.
En lo que
respecta al Derecho, como se dijo, se diferencia si se trata de los colonos de
origen europeo o si se trata de los esclavos de origen africano. El esquema
jurídico es similar al existente en las colonias hispanoamericanas y que dio
origen al proceso de independencia.
En lo que
respecta al Estado, la dicotomía se transcribe en los sucesivos fracasos de las
experiencias de orden, cuya expresión más grotesca la constituye la corte y el
rey Henri I Christophe y sus palacio de Sans-Souci y ciudadela La Ferrière.
Las referencias
al trabajo que se encuentran en la obra son brutales: trabajos peligrosos
forzados y desconsiderados con la situación particular del trabajador. Otra
característica resaltante, es el trabajo como explotación del trabajador, la
inutilidad del trabajo para satisfacer las necesidades de los trabajadores. La
única forma en la cual el personaje principal obtiene bienes materiales –que
sin duda aprecia y disfruta– es a través del saqueo del palacio de Sans-Souci.
La modernización
del trabajo, representada por los agrimensores, no hace mella en la imagen del
trabajo como forma de explotación de los trabajadores.
En
El reino de este mundo Carpentier logra mostrar, en clave caribeña, la
típica problemática existencial latinoamericana: no somos europeos, no somos
africanos ¿Qué somos, qué papel desempeñamos los latinoamericanos en el
concierto mundial? Traducido en la tensión entre el pensamiento occidental (en
la obra de signo negativo) y en este caso el pensamiento que encarna Ti Noel (en
la obra de signo positivo).
Como
solución al problema, descartando al trabajo como factor de transformación
social, en una visión retrospectiva, el protagonista concluye que los esfuerzos
de los hombres deben centrarse en mejorar sus condiciones de vida terrenales, nuevos
experimentos sociales, quizás menos idealista, y más realista.
NOTAS
[1] En AA.VV., Sociología jurídica. Materiales para el
estudio de la carrera del Derecho. Universidad Central de Venezuela.
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Escuela de Derecho. Caracas 2000,
pp. 175-184.
[2] Vid. http://www.fundacioncarpentier.cult.cu/,
3 de diciembre de 2012.
[3] Idem.
[4] Vid. MUNGUÍA, Javier, “El reino de este mundo”, de Alejo
Carpentier. En, http://www.revistadeletras.net/el-reino-de-este-mundo-de-alejo-carpentier/,
consultado el 4 de diciembre de 2012.
[5] Respecto
de la condición de los esclavos, J. J. Rousseau en el Contrat social I, IV, nos recuerda: “(…) un esclave fait à la guerre ou un peuple conquis n’est tenu à rien du
tout envers son maitre, qu’á luí obéir autant qu’il y est forcé (…). Loin donc qu’il ait acquis sur lui nulle
autorité jointe à la force, I’état de guerre subsiste entre eux comme
auparavant, leur relation même en est l’effet, et l’usage du droit de la guerre
ne suppose aucun traité de paix. Ils ont fait une convention; soit : mais cette
convention, loin de détruire l’état de guerre. en suppose la continuité”.
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