viernes, 27 de febrero de 2015

Derecho y Literatura


EL DERECHO, EL ESTADO Y EL TRABAJO
EN EL REINO DE ESTE MUNDO
DE ALEJO CARPENTIER

Emilio Spósito Contreras

Ti Noel comenzó a descender hacia Millot, en busca de otro ladrillo. En el camino pudo observar que por todos los flancos de la montaña, por todos los senderos y atajos, subían apretadas hileras de mujeres, de niños, de ancianos, llevando siempre el mismo ladrillo, para dejarlo al pie de la fortaleza que se iba edificando como comejenera, como casa de termes, con aquellos granos de barro cocido que ascendían hacia ella, sin tregua, de soles a lluvias, de pascuas a pascuas. Pronto supo Ti Noel que esto duraba ya desde hacía más de doce años y que toda la población del Norte había sido movilizada por la fuerza para trabajar en aquella obra inverosímil… (El reino de este mundo, III, 3. El sacrificio de los toros).

En el presente trabajo, sirviéndonos de los parámetros de L. Friedman para el estudio del sistema jurídico [1], analizaremos el Derecho, el Estado y el trabajo en los sistemas jurídico, político y de relaciones de trabajo, a fin de realizar un diagnóstico de ellos en el pensamiento creativo, recreativo de la sociedad, de Alejo Carpentier en El reino de este mundo.
Alejo Carpentier, fue un escritor cubano, exponente de lo “real maravilloso”. Vivió en Venezuela, Haití, Francia, Austria, Bélgica y Rusia. Fue destacado musicólogo, periodista y diplomático. En 1975 recibió los premios internacionales Alfonso Reyes y Cino del Duca, y en 1977 recibió el Premio Cervantes [2].
Entre sus obras, pueden mencionarse: Ecué-Yamba-O (1933), El reino de este mundo (1949) –que escribió durante su estancia en Venezuela–, Los pasos perdidos (1953), El acoso (1956), El siglo de las luces (1962), Concierto barroco (1974), La consagración de la primavera (1978) y El arpa y la sombra (1979), entre otras.
De 1951 a 1959, escribió regularmente en el diario El Nacional la columna Letra y Solfa. En 1975 fue invitado por la Universidad Central de Venezuela a visitar Caracas, donde permaneció tres semanas. Pronunció varias conferencias recogidas en Razón de ser [3].
El reino de este mundo narra la vida de Ti Noel, esclavo partícipe de la lucha por la libertad de su pueblo y, fallidamente, por el restablecimiento de un orden basado en la cultura negra africana. Al margen de las peripecias del personaje central, el autor nos muestra otros personajes (todos de base histórica) que interactúan o no con el primero y hasta introduce cortos relatos al margen sobre los segundos: el amo de Ti Noel, Lenormand de Mezy; los caudillos Mackandal y Bouckman; el rey Henri I Christophe; Paulina Bonaparte y su sirviente Solimán. Todas figuras representativas del poder: la fuerza, la magia, la riqueza o la seducción.
En el caso específico del protagonista, Ti Noel, son pocas las referencias psicológicas, mientras que otros personajes, como Lenormand de Mezy, el rey Henri I Christophe y el sirviente Solimán, son ricos en caracterización.
En la novela pueden distinguirse dos momentos, uno colonial francés, de esclavitud y nostalgia del África; otro independentista haitiano, en el que se experimentan varias fórmulas de organización de la sociedad sin ningún éxito.
A lo largo de toda la obra es evidente la tensión entre el pensamiento occidental (eurocentrista, cristiano, racional y blanco) y el pensamiento que encarna Ti Noel (africano, pagano, irracional y negro) [4]. Aunque podría concluirse que los sucesivos fracasos en las experiencias de orden se deben a la falta de acoplamiento cultural entre las formas occidentales y la realidad caribeña, la referencia final a la desengañada transformación de Ti Noel en ganso, deja las puertas abiertas a nuevos experimentos sociales, quizás menos idealista, y más materialista.
El tema del Derecho se diferencia si se trata de los colonos de origen europeo o si se trata de los esclavos de origen africano (pluralismo jurídico). En el primer caso, observamos un tipo de Derecho formal, sin ninguna o con poca vigencia, frente a las costumbres de los colonos, quienes con base en la lejanía de la metrópoli, los méritos personales o de grupo (por crear y sostener la colonia y el monopolio de la violencia), en la práctica se sienten soberanos y, por tanto, con la autonomía suficiente para desconocer las normas protectoras de los esclavos, conocidas como “Código Negro”.
La imagen de los perros descansando de las carlancas o correas, es elocuente.
En el segundo caso, el Derecho es natural –en oposición al artificio propio del Estado y el positivismo–, entre esclavos [5], producto de la libre manifestación de la voluntad y con las formalidad y sentido que le brinda el sentimiento religioso (juramentos) o, frente a sus amos, por un razonamiento filosófico que encuentra su concreción en los Derechos del Hombre, igualándolos frente a los colonos y justificando la vía de la rebelión.
En la mentalidad del protagonista, Ti Noel, existe una clara contraposición entre dos modelos, el de sus antepasados africanos (ideal, fuerte y glorioso) y el de los europeos dominantes (real, débil y vergonzoso), que apenas les permite sobrevivir con miserables premios, sin comprender sus particularidades y ventajas.
No obstante ello, lograda la independencia de los europeos y pasado el primer entusiasmo, el protagonista nota como sólo han pasado de un amo a otro, siempre dentro del modelo europeo, con el agravante que el nuevo gobernante, a pesar de tener un mismo origen africano, se muestra más cruel que el antiguo dueño.
El nuevo estado de cosas, es representado por el autor con la descripción de las construcciones levantadas por orden del rey Henri Christophe: el palacio de Sans-Souci y, sobre todo, la piranésica ciudadela La Ferrière.
Las contracciones internas del nuevo sistema provocan una nueva rebelión en la cual, se llega a una situación que sin corresponderse totalmente con el modelo africano, ya no es el europeo: las masas oprimidas se reparten los fragmentos inútiles de los bienes del opresor, Ti Noel experimenta una huída de la realidad por la magia y las alucinaciones y ya no habla francés.
La figura de los agrimensores significa pasar nuevamente al poder de un amo, ahora moderno, más sutil pero no por ello menos férreo y la momentánea pérdida de la esperanza racional de un mundo mejor. Por ello, Ti Noel recurriendo a la magia, que ahora domina totalmente, decide cambiar la “vestidura de hombre” y experimentar, sin éxito, la de otros animales.
El protagonista en una visión retrospectiva de su vida, reconoce que la lucha es la constante de la vida, porque las esperanzas y esfuerzos deben estar puestas en mejorar el mundo que vivimos, el “reino de este mundo”, y no en vanas ilusiones o el más allá.
En lo que respecta al Derecho, como se dijo, se diferencia si se trata de los colonos de origen europeo o si se trata de los esclavos de origen africano. El esquema jurídico es similar al existente en las colonias hispanoamericanas y que dio origen al proceso de independencia.
En lo que respecta al Estado, la dicotomía se transcribe en los sucesivos fracasos de las experiencias de orden, cuya expresión más grotesca la constituye la corte y el rey Henri I Christophe y sus palacio de Sans-Souci y ciudadela La Ferrière.
Las referencias al trabajo que se encuentran en la obra son brutales: trabajos peligrosos forzados y desconsiderados con la situación particular del trabajador. Otra característica resaltante, es el trabajo como explotación del trabajador, la inutilidad del trabajo para satisfacer las necesidades de los trabajadores. La única forma en la cual el personaje principal obtiene bienes materiales –que sin duda aprecia y disfruta– es a través del saqueo del palacio de Sans-Souci.
La modernización del trabajo, representada por los agrimensores, no hace mella en la imagen del trabajo como forma de explotación de los trabajadores.
En El reino de este mundo Carpentier logra mostrar, en clave caribeña, la típica problemática existencial latinoamericana: no somos europeos, no somos africanos ¿Qué somos, qué papel desempeñamos los latinoamericanos en el concierto mundial? Traducido en la tensión entre el pensamiento occidental (en la obra de signo negativo) y en este caso el pensamiento que encarna Ti Noel (en la obra de signo positivo).
Como solución al problema, descartando al trabajo como factor de transformación social, en una visión retrospectiva, el protagonista concluye que los esfuerzos de los hombres deben centrarse en mejorar sus condiciones de vida terrenales, nuevos experimentos sociales, quizás menos idealista, y más realista.

NOTAS

[1] En AA.VV., Sociología jurídica. Materiales para el estudio de la carrera del Derecho. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Escuela de Derecho. Caracas 2000, pp. 175-184.
[2] Vid. http://www.fundacioncarpentier.cult.cu/, 3 de diciembre de 2012.
[3] Idem.
[4] Vid. MUNGUÍA, Javier, “El reino de este mundo”, de Alejo Carpentier. En, http://www.revistadeletras.net/el-reino-de-este-mundo-de-alejo-carpentier/, consultado el 4 de diciembre de 2012.
[5] Respecto de la condición de los esclavos, J. J. Rousseau en el Contrat social I, IV, nos recuerda: “(…) un esclave fait à la guerre ou un peuple conquis n’est tenu à rien du tout envers son maitre, qu’á luí obéir autant qu’il y est forcé (…). Loin donc qu’il ait acquis sur lui nulle autorité jointe à la force, I’état de guerre subsiste entre eux comme auparavant, leur relation même en est l’effet, et l’usage du droit de la guerre ne suppose aucun traité de paix. Ils ont fait une convention; soit : mais cette convention, loin de détruire l’état de guerre. en suppose la continuité”.

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