Emilio Spósito
Contreras
ESBOZO
DE UNA HISTORIA DEL MAL
EN VENEZUELA
F U N D A M E N T O S
:
¡Piratas!
Descubierto el Nuevo Mundo, éste se dividió
entre las principales potencias del momento: la corona unificada de Castilla y
Aragón, y la corona de Portugal. El tratado de Tordesillas recogió esta
situación. No obstante, aquellos que fueron excluidos de la repartición, en la
medida que aumentaron su capacidad naval, se incorporaron a la exploración,
conquista y colonización de América.
Es el caso de Francia, de Holanda y, sobre
todo, de Inglaterra, que aunque en un principio se tuvieron que contentar con
las sobras de españoles y portugueses, desarrollaron una ofensiva para hacerse
con parte de las riquezas provenientes de América. Las justificaciones fueron
variadas, pero las dos más importantes fueron: i) las encarnizadas
luchas entre católicos y protestantes; y ii) la actividad corsaria en el marco
de las constantes guerras de la época.
Isabel de Inglaterra, reina protestante y
vencedora de la guerra en el mar contra España, con la victoria sobre la
denominada Armada Invencible de Felipe II, en 1585, patrocinó un grupo de
corsarios, “los perros de Isabel”, que con indiscutible audacia continuaron las
hostilidades en el Nuevo Mundo, además de reportarle pingues ganancias.
En la segunda mitad del siglo XVI, se
verificaron las cada vez más frecuentes incursiones de “piratas” y “herejes”
ingleses en las costas venezolanas, entre ellos: John Hawkins en 1564; Andrew
Barker en 1576; George Gifford, conde de Cumberland, en 1593; Robert Dudley en
1594; Amias Preston en 1595; y, en 1596, Lawrence Keymis, Anthony Sherley,
William Parker y el célebre Walter Relegh.
Quizás uno de los más impactantes ataques
piratas a Venezuela, lo dirigió Amias Preston, con una flota conformada por los
buques Ascension, Gift, Derling y Angel. En esa oportunidad, según lo relata
Robert Davie, miembro de la tripulación, los ingleses tomaron las ciudades de
Cumaná, Caracas y Coro, incendiando totalmente las dos últimas (mayo-junio de
1595).
José de Oviedo y Baños, en su Historia de la
conquista y población de la
Provincia de Venezuela (1723),
confunde a Preston con Francis Drake y da el nombre de dos españoles referidos
por Davie, el primero de apellido Villapando quien, a la manera de Efialtes de
Tesalia, mostró el camino a los invasores; el segundo, Alonso Andrea de Ledesma
quien, a la manera del Quijote, enfrentó a los ingleses hasta recibir la muerte
con pesadumbre de los mismos ingleses que supieron reconocer en el anciano a un
verdadero héroe.
Bibliografía
AA.VV., Diccionario de
Historia de Venezuela. 4 tomos. Fundación Polar, 2ª edición. Caracas 1997.
COLÓN, Cristóbal, Diario de a
bordo. Introducción, apéndice y notas de Vicente Muñoz Puelles. Rei Andes
Ltda. Bogotá 1992.
GEORGET, Henry y Eduardo RIVERO, Herejes en el paraíso: Corsarios y navegantes ingleses en las costas de Venezuela durante la segunda mitad del siglo XVI. Traducciones de Jaime Tello. Biblioteca Nacional. Colección V Centenario del encuentro entre dos mundos (1492-1992, 1498-1998), número 7. Caracas 1994.
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